CRÓNICAS DE VIAJE- 2- OPORTO

 

2-OPORTO.-

“Braga reza, O Porto trabalha, Coimbra estuda e Lisboa devírtese” dice el refrán.

Los viajeros se divirtieron, y trabajaron, si caminar es un trabajo, en Lisboa. Estudiaron en Coimbra, van a trabajar, y divertirse en Oporto y, rezarán en Braga.

Son viajeros especiales. Cuando la ocasión lo pide, una cantante conmueve con “El Día que me Quieras” o “Volver”. Están los buscadores de libros y están los lectores de poemas. Sofía recitando en Portugués y Rocio en castellano. O buscando temas musicales, atendiendo descomposturas o vendando tobillos. Sin olvidar a quien rescata lo robado por el ratero.

Pero todavía no llegaron a Oporto. Antes recorrieron el Palacio da Pena en Sintra, aspiraron el aire del Atlantico en Cabo da Roca y, casi se quedan en las playas de Cascais. No pudo ser. Nada de playa por ahora.

Dos grandes ríos. El Tajo cargado de historia de navegantes y ahora espera el Douro. Porto en una orilla, Gaia en la otra. Seis puentes, algunos con nombres de reyes cruzan el río. Los viajeros los recorrieron navegando en el “rabelo”.

Sin dudas. No se puede hablar del Douro, de Oporto, sin hablar del vino. Y, ahí la sorpresa. Visita a “Bodegas Ferreira”. Cata del tradicional “vinho verde” y los potentes oscuros. Los de crianza y los de guarda en barricas de roble. Poderosos, por cierto. Al punto de motivar el tango “a capella” resonando en la bodega.

Pero Oporto no es sólo vino. Hay que caminar la Rúa Sa da Bandeira para llegar al Mercado do Bolhao o comer pulpo en la parrila-bodegón. O la Avenida dos Aliados y llegar a la Estación Sao Bento. Sin dudas, recorrer las salas del Palacio de la Bolsa, buscar la infranqueable Livraria Lello Hermanos y, hasta bailar son cubano en Galería París.

Perdón, la memoria del cronista a veces falla. ¿Hay iglesias en Oporto?...