GALICIA.-
Los viajeros van a recorrer Galicia, para luego llegar a León. Que mejor que tener una excelente Guía Local, “Chus”, María Jesus (“…las testigas de Jehová no podemos mentir”, Almodóvar dixit…) o la oportuna escucha de “El Abuelo” por Alberto Cortés que Rocío pone al aire. Pero por las dudas, mejor hacer una “queimada” para conjurar “as meigas”.
El cronista cree necesario aclarar algunos puntos. Se asocia muchas veces lo gallego con ignorancia o torpeza. Brutos, por decirlo suave. Error… Ignorancia. Ahí tenemos a Rosalía de Castro y los poemas que los viajeros escucharan en galego por Amancio Prada y luego traducido por Rocío. O Concepción Arenal, dueña de una calle, tanto en Buenos Aires como en Montevideo, pero sin saber nada de ella. Sin saber que tuvo que vestirse de hombre para poder estudiar. Sin olvidar a Emilia Pardo Bazán o a María Pita, la Juana de Arco gallega.
Aclarado el punto, los viajeros se disponen a subir la colina para llegar a la Torre de Hércules, el faro romano más antiguo, aun en funciones, ver el mar por los dos lados de la península. Puerto de un lado, playas del otro. Antes de llegar, verán la estatua de Caronte, un botero que no es Botero, o la de Breogán, el Rey Galaico que construyó una torre tan alta que sus hijos pudieron ver Irlanda y luego conquistarla. Símbolo de “lo gallego”, no podía estar fuera del Himno de Galicia.
Antes de llegar a León, los viajeros harán una parada en Lugo, la “Lucus Augusti” de los romanos, verán la muralla romana mejor conservada y, con un poco de suerte y buen tiempo, podrán ver una boda de “lucenses”. Gaitas, alegría y trajes de colores audaces.
El cronista cierra esta página con un homenaje a los viejos gallegos de su barrio con su “morrinha” de montañas o mar bravío.
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